«¿Todavía estás molesta porque quiero reducir el tamaño de tu departamento favorito?», preguntó el gerente de Evelina. «No», dijo ella apretando los dientes. Se esforzó por contener las lágrimas, y decidió hacer lo que su gerente le pidiera. Quizá no podría llevar a cabo los cambios que esperaba, pero haría su trabajo lo mejor posible.
En su primera carta, Pedro instó a los cristianos del primer siglo a someterse «a toda autoridad humana» (1 Pedro 2:13 NVI). No es fácil mantenerse íntegro en una situación laboral difícil. Pero Pedro da una razón para seguir actuando bien: «[mantengan] buena vuestra manera de vivir entre los gentiles; para que en lo que murmuran de vosotros como de malhechores, glorifiquen a Dios […], al considerar vuestras buenas obras» (v. 12). Además, esto nos ayuda a dar un buen ejemplo para los otros creyentes que están observando.
Si estamos en una situación de trabajo realmente abusiva, dentro de lo posible sería mejor que nos fuéramos (1 Corintios 7:21). Pero en un entorno seguro, con la ayuda del Espíritu, podemos seguir haciendo el bien en nuestro trabajo, recordando que «esto ciertamente es aprobado delante de Dios» (1 Pedro 2:20). Cuando nos sometemos a la autoridad, tenemos oportunidad de dar razones a otros para seguir a Dios.
De: Julie Schwab