Cuando Guillermo mencionó en nuestra reunión semanal de ministerio que «se sentía polvoriento», percibí que se refería a los desafíos físicos relacionados con la edad y la mala salud. Para él y su esposa, 2020 incluyó visitas a médicos, cirugías y adaptación de su casa para internación domiciliaria. Estaban del otro lado del clímax de la vida y lo sentían.
No hay que vivir mucho para sentir nuestras ineptitudes y debilidades, tanto físicas como intelectuales, emocionales y espirituales. Dios, en la Persona de su Hijo Jesús, entró en este mundo caído y se ocupa de quienes experimentan la fragilidad de la existencia humana (Salmo 103:13). David escribió: «Porque él conoce nuestra condición; se acuerda de que somos polvo» (v. 14). El término polvo nos retrotrae a Génesis: «Entonces el Señor Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente» (2:7).
¿Te estás sintiendo «polvoriento» estos días? Bienvenido a las realidades de la vida terrenal. No obstante, recuerda que cuando nos sentimos más vulnerables, nuestro Dios compasivo no nos abandona, porque «conoce» y «se acuerda». Nos demostró su amor al enviar a su Hijo para ofrecer perdón a personas terrenales como tú y yo. Venga lo que venga en la vida, podemos confiar en Él.
De: Arthur Jackson