La Nochebuena de 1968, los astronautas de la Apollo 8 —Borman, Lovell y Anders— fueron los primeros humanos en entrar en la órbita lunar. Mientras giraban alrededor de la luna, compartieron imágenes del astro y de la tierra. Durante una transmisión en vivo, se turnaron para leer Génesis 1. En la celebración del 40.° aniversario, Borman dijo: «Nos habían dicho que en la Nochebuena tenemos la mayor audiencia que haya escuchado una voz humana. La única instrucción que recibimos de la NASA fue que hiciéramos algo relevante». Los versículos bíblicos leídos entonces aún plantan semillas de verdad en el corazón de quienes oyen la grabación histórica.

Mediante el profeta Isaías, Dios dice: «Inclinad vuestro oído, y venid a mí; viejo, y vivirá vuestra alma» (Isaías 55:3). Revelando su ofrecimiento de salvación, nos invita a recibir su perdón (vv. 6-7). Declara la autoridad de sus pensamientos y acciones, que son demasiado grandes para que los entendamos (vv. 8-9). Aun así, nos da la oportunidad de compartir las palabras transformadoras de su Palabra, que apuntan a Jesús y afirman que el crecimiento espiritual de su pueblo depende de Él (vv. 10-13).

El Espíritu Santo nos ayuda a compartir el evangelio, mientras el Padre cumple todas las promesas de su plan perfecto.

De: Xóchitl Dixon