Elvis Summers respondió a la puerta y encontró a Smokey, una mujer que pedía latas vacías para cambiar por dinero. Esta era su principal fuente de ingreso. A Elvis se le ocurrió una idea. «¿Podrías mostrarme adónde duermes?», le preguntó. Smokey lo llevó a un lugarcito polvoriento junto a una casa. Movido a compasión, Summers le construyó una «casita», un refugio que le daba espacio para dormir segura. Summers siguió adelante con esa idea. Inauguró una página de GoFundMe para reunir fondos y se asoció con iglesias locales para conseguir terrenos y construir refugios para otras personas sin casa.
En toda la Biblia, se le recuerda al pueblo de Dios que cuide a los necesitados. Dios animó a los israelitas a través de Moisés a abrir al pobre la «mano liberalmente, y en efecto [prestarle] lo que necesite» (Deuteronomio 15:8). Este pasaje también observa que «no faltarán menesterosos en medio de la tierra» (v. 11). Así como Dios llamó a los israelitas a abrir la «mano a [su] hermano» (v. 11), nosotros también podemos encontrar maneras de ayudar a los necesitados.
Aunque no tengamos demasiado, que Dios nos guíe a usar lo que tenemos para ayudar a otros. Ya sea compartir un sándwich o un abrigo, ¡las pequeñas cosas pueden marcar una diferencia!
De: Julie Schwab