La juventud no debería detener a nadie de los logros. Y sin duda no lo hizo con Mikaila, de once años de edad, quien abrió una empresa de limonada con la receta de su abuela, y que luego ganó una inversión de 60.000 dólares en un programa de televisión. También firmó un contrato con un supermercado para vender su limonada a 55 tiendas de esa cadena.
La iniciativa y los sueños de Mikaila evocan las palabras de Pablo a Timoteo: «Ninguno tenga en poco tu juventud» (1 Timoteo 4:12).
Timoteo, aunque mayor que Mikaila, era probablemente mucho más joven que la mayoría en su congregación. Después de que Pablo lo entrenara, algunos pensaban que era demasiado joven para liderarlos. En lugar de decirle que exhibiera sus credenciales, el apóstol lo alentó a demostrar madurez espiritual con sus palabras, su vida, su amor a los hermanos, su fe y su pureza sexual (v. 12). Nadie podría desacreditarlo como maestro y pastor si lo respaldaba con un ejemplo de piedad.
Sin importar la edad, podemos impactar al mundo, y lo hacemos estableciendo un ejemplo centrado en Cristo ante los demás. Moldeemos nuestra vida con el evangelio, ya sea que tengamos 17 o 70 años, para que seamos dignos de compartirlo con otros.
De: Marvin Williams