Juntos, los amigos Melanie y Trevor han hecho senderismo por kilómetros de caminos montañosos. Sin embargo, ninguno podría hacerlo sin el otro. Melanie, que nació con espina bífida, anda en silla de ruedas. Trevor perdió la vista por el glaucoma. El dúo se dio cuenta de que cada uno era el complemento perfecto del otro: Trevor camina por los senderos con Melanie sobre su espalda, y ella le va dando instrucciones verbales. Se describen como «el equipo de las estrellas».

Pablo describe a los creyentes en Jesús —el cuerpo de Cristo— como una clase similar de «equipo de las estrellas». Así como nuestro cuerpo físico está formado de muchas partes con funciones diferentes, juntos formamos «un cuerpo» espiritual, y nuestros dones sirven para el beneficio colectivo de la iglesia (Romanos 12:5). Ya sea en forma de ofrendas, palabras de ánimo, enseñanza o cualquier otro don espiritual, Pablo nos instruye a que consideremos nuestros dones como propiedad de los demás (vv. 5-8).

Melanie y Trevor entregan con alegría sus «dones» en servicio el uno al otro, reconociendo cuánto mejoran al colaborar juntos. Que nosotros también podamos combinar los dones que Dios nos ha dado con los de los demás miembros del cuerpo, para la gloria de Cristo.

De: Kirsten Holmberg