La carrera de la mayoría de los jugadores de la NFL es sorprendentemente breve: en promedio, unos 3,3 años. Después, tenemos al mariscal de campo Tom Brady. En 2021, empezó su temporada número 22, a los 44 años de edad. ¿Cómo? Quizá su famosa dieta y rutina de ejercicio le han dado una ventaja competitiva. Pero no habría podido lograrlo si su objetivo principal en la vida no hubiera sido buscar la perfección en el fútbol.
El apóstol Pablo vio a deportistas que exhibían una disciplina similar en su época (1 Corintios 9:24). Pero también se dio cuenta de que, sin importar cuánto entrenaran, su gloria se desvanecía. En contraste, afirmó, tenemos la oportunidad de vivir para Jesús de una manera que afecte la eternidad. Si los deportistas, que desean una gloria momentánea, se esfuerzan tanto por eso, cuánto más deberíamos esforzarnos nosotros por una corona «incorruptible» (v. 25).
No entrenamos para ganarnos la salvación. Todo lo contrario: cuando nos damos cuenta de lo verdaderamente maravillosa que es nuestra salvación, esto les da nueva forma a nuestras prioridades, nuestra perspectiva y nuestro propósito, a medida que corremos con paciencia nuestra propia carrera de la fe con la fuerza de Dios.
De: Adam R. Holz