Desde los ocho años, Lisa luchaba con su tartamudez, y le daban miedo las situaciones sociales que requerían que hablara con otros. Pero más adelante en la vida, después de trabajar con un fonoaudiólogo y superar su impedimento, decidió usar su voz para ayudar a los demás. Empezó a ofrecerse como consejera para una línea de ayuda para personas con angustia emocional.

Moisés tuvo que enfrentar su miedo a hablar en público, para sacar a los israelitas del cautiverio. Dios le pidió que se comunicara con Faraón, pero Moisés protestó porque no se sentía seguro (Éxodo 4:10). Dios lo tranquilizó, diciendo: «yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar» (vv. 11-12).

La respuesta de Dios nos recuerda que Él puede obrar con poder a través de nosotros, incluso en nuestras limitaciones. Moisés no estaba del todo convencido y le rogó a Dios que enviara a otro (v. 13). Entonces, el Señor permitió que el hermano de Moisés, Aarón, lo acompañara (v. 14).

Cada uno de nosotros tiene una voz que puede ayudar a otros. Tal vez tengamos miedo. Quizá no nos sintamos capaces. Puede que no tengamos las palabras correctas.

Dios sabe cómo nos sentimos, y puede proveer las palabras y todo lo que necesitemos para servir a otros y cumplir con su obra.

De: Jennifer Benson Schuldt