Durante la Segunda Guerra Mundial, Waldemar Semenov servía a bordo del SS Alcoa Guide cuando un submarino alemán salió a la superficie y abrió fuego contra el barco, el cual se incendió y empezó a hundirse. Semenov y su tripulación bajaron a un bote salvavidas y usaron una brújula para navegar hacia las rutas marítimas. Después de tres días, un avión avistó el bote y el USS Broome rescató a los hombres al día siguiente. Gracias a aquella brújula, Semenov y 26 tripulantes más se salvaron.

El salmista le recordó al pueblo de Dios que estaba equipado con una brújula para la vida: la Biblia. Comparó la Escritura con una «lámpara» (Salmo 119:105) que ilumina el camino de la vida a los que siguen a Dios. Cuando el salmista estaba a la deriva en las aguas caóticas de la vida, sabía que Dios podía usar la Escritura para orientarlo y ayudarlo a sobrevivir. Entonces, oró para que Dios enviara su luz para dirigirlo en la vida y llevarlo a salvo al puerto de su santa presencia (43:3).

Como creyentes en Jesús, cuando perdemos el rumbo, Dios puede guiarnos con su Espíritu Santo y la Escritura. Que Dios transforme nuestro corazón y nuestra mente a medida que leemos la Biblia, la estudiamos y seguimos su sabiduría.

De: Marvin Williams