La red social Twitter creó una plataforma donde la gente de todo el mundo expresaba sus opiniones en breves segmentos de sonido. Sin embargo, en los últimos años, esta fórmula se ha vuelto más completa a medida que los individuos comenzaron a usarla como una herramienta para reprender a otros por sus actitudes y estilos de vida con los que disienten. Ingresa a la plataforma y encontrarás el nombre de, al menos, una persona que es «tendencia». Clica sobre ese nombre, y verás que millones de personas opinan sobre cualquier controversia que haya surgido.
Hemos aprendido a criticar públicamente desde las creencias de una persona hasta su vestimenta. No obstante, lo cierto es que tal actitud desamorada no coincide con lo que Dios nos ha llamado a ser como creyentes en Cristo. Aunque puede haber desacuerdos, la Biblia nos recuerda que debemos actuar con «misericordia, […] benignidad, […] humildad, […] mansedumbre [y] paciencia» (Colosenses 3:12); y «[soportarnos] unos a otros, y [perdonarnos] unos a otros si alguno tuviere queja contra otro» (v. 13).
Este trato no se limita a aquellos con cuyos estilos de vida y creencias coincidimos. Aun cuando sea difícil, actuemos con bondad y amor con todos, como Cristo nos indica, reconociendo que Él nos redimió por amor también.