Seremos capaces de transformar una nación cuando nosotros seamos capaces de revolucionar nuestra familia.
Los grandes cambios sociales no han nacido en las masas, los grandes cambios sociales surgen en nuestros hogares cuando nuestros hijos aprenden a soñar los sueños que como padres les hemos enseñado. Hagámosles entender que este país les pertenece a los ciudadanos de este país; hagámosles entender a nuestros hijos que son capaces de gobernar, de dirigir los destinos de nuestra nación, no solo por nosotros sino por las generaciones que no han nacido.
Hoy hemos deshumanizado a los hijos por nacer en nombre del “derecho” de la mujer de tener los hijos que quiere tener en el espaciamiento que los quiera tener; se equivocaron en la interpretación, porque no se respetan los derechos de una mujer cercenando la vida de un niño por nacer. Las mujeres y los hombres primero tienen que ser responsables a la hora de elegir tener relaciones sexuales, porque es ahí donde eligen cuántos hijos tener y cuántos hijos no tener.
Científicamente se ha demostrado, que tenemos el honor y el privilegio como padres, de que nuestros hijos reconozcan nuestra voz desde que están en el vientre de la madre, que identifiquen la voz del padre y que construyan su personalidad incluso antes de su nacimiento.
Por lo tanto, tenemos que proteger la vida desde el momento de la concepción, como bien lo dice la Constitución, las leyes y los tratados internacionales. ¡Este es un derecho inalienable! Tenemos que hablar para proteger la vida de nuestros hermanos que aún no han nacido y aún no tienen voz.
Por eso le animo, a que usted instruya y eduque a sus hijos ética y moralmente, porque esta tarea no le corresponde al Estado. Por ello, reclame el derecho al centro educativo de que en el área ética, en el área moral y en el área sexual, ¡a mis hijos los educo yo!
Somos nosotros los que tenemos la patria potestad, somos nosotros los que pagamos las cuentas, somos nosotros los que albergamos a nuestros hijos en casa, somos nosotros los llamados a ser responsables de educar a nuestros hijos en el hogar.
Por lo tanto, no los eduque como ciudadanos de segunda clase, edúquelos para dirigir el destino de la nación; inspire a sus hijos para que lleguen a la Suprema Corte, al Primer Poder de la República, al Poder Ejecutivo, y que puedan dirigir los destinos del país. Enseñemos a nuestros hijos que ellos son capaces, responsables, inteligentes, íntegros y que cuentan con el apoyo de una familia sólida que va a permanecer a su lago para ayudarles a entender que el destino de nuestro país es nuestra responsabilidad y de nadie más.
Uno de los honores más grandes que he podido vivir con mis hijos, es verlos crecer a mi lado, compartir con ellos los valores en los que nosotros como matrimonio creemos, hemos formado sus vidas para que vayan contra la corriente. Han salido a medios de comunicación para defender sus criterios. Hoy viajan a toda Iberoamérica para compartir lo que han aprendido en casa. ¡Ningún gobierno, ningún medio de comunicación, ninguna universidad, les robará lo que han aprendido en casa!
Usted tiene el honor más grande, el de formar a los ciudadanos de nuestro país, el de formar a los que en el futuro dirigirán el rumbo de esta nación. Ha llegado el momento de que esto que estamos haciendo hoy se extienda a toda Costa Rica. Ha llegado el momento de hablar de este tema en casa con nuestros hijos y nuestros nietos. Ha llegado el momento de animarlos a asumir la responsabilidad de construir el país que anhelamos.
Hoy tengo un sueño… hoy tengo un sueño; que un día se levante un Presidente en esta nación, que no venda sus valores por unos dólares más; ¡hoy tengo un sueño!, que un día se levante un Presidente en Naciones Unidas y defienda la familia, el niño por nacer y los valores éticos y morales que sostendrán la sociedad.
Conozco cartas de embajadores de Europa, condicionando la ayuda económica a algunos países latinoamericanos si no cambian sus leyes. Pensé que ese tipo de corrupción no se daba en estos tiempos, no es de extrañar que nuestros Ministros y nuestras autoridades hayan recibido las mismas cartas condicionando la ayuda económica.
Se acabó el tiempo de vender nuestra conciencia por unos dólares más, se acabó el tiempo de vender nuestras conciencias a organismos internacionales que quieren controlar ideológicamente el destino de nuestro pueblo. Costa Rica sigue siendo un país grande, privilegiado, de familias fuertes y sólidas, y entre más fuerte sean nuestras familias, mayor será el destino de nuestros pueblos. Hoy nos toca levantar la voz, no solamente por los que hoy vivimos; hoy nos toca levantar la voz por aquellos que un día nacerán.
Nosotros, como la generación del presente, cuando analizamos el pasado lamentamos el destino de la Alemania nazi, que deshumanizando a los seres humanos, hizo campos de concentración y acabó con ellos. Cuando vemos la historia hacia atrás, lamentamos que el mundo hiciera silencio en momentos cruciales. Se acabó el silencio de los inocentes. Ha llegado el momento de levantar nuestra voz, para advertir el peligro que se avecina; para enviar nuestros hijos a la Asamblea Legislativa, para enviar nuestros hijos al Primer Poder de la República.
Se acabó el silencio de un pueblo costarricense que ama sus raíces, cree en su Constitución, defiende sus leyes y creé en la familia.
Bendigo tu vida, bendigo tu familia, bendigo lo que en la intimidad de tu hogar puedan vivir. Vuelva su corazón a casa, pida perdón si se ha equivocado, no vivamos con sentido de culpa por nuestros errores del pasado. Levantemos la voz por nuestro país, por nuestros hijos y por nuestros nietos. Que un día, cuando nos pregunten qué hicimos, que podamos levantar la voz diciéndoles: “los defendimos a ustedes, legislamos para ustedes y preparamos el camino para ustedes.” Costa Rica que Dios te bendiga. Un buen tiempo viene para esta nación, un tiempo de Gloria y de bendición porque se ha acabado el tiempo de nuestro silencio. Ha llegado el momento de salir a hacer valer aquello en lo que creemos. Que Dios te bendiga, bendiga a su familia y a sus hijos. Terminemos juntos, formemos a nuestros hijos para asumir el papel que les corresponde. Escribamos juntos la historia del país que tanto amamos.