Las conmemoraciones del 75.° aniversario del Día D honraron a las más de 156.000 tropas que participaron de la invasión marítima más grande de la historia para liberar a Europa Occidental.

La disposición a ponerse en peligro para refrenar el mal y liberar a los oprimidos nos recuerda las palabras de Jesús: «Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos» (Juan 15:13). Estas palabras surgieron mientras Cristo les enseñaba a sus seguidores a amarse unos a otros. Sin embargo, quería que entendieran el costo y la profundidad de esta clase de amor: un amor ejemplificado cuando uno sacrifica voluntariamente su vida por otra persona. El llamado de Jesús a amar de forma sacrificada a los demás es la base de su mandamiento de amarse unos a otros (v. 17).

Tal vez podríamos mostrar un amor sacrificado al dedicarnos a suplir las necesidades de un familiar anciano. Podríamos poner primero las necesidades de un hermano, al hacer sus tareas de la casa mientras él tiene una semana estresante en la escuela. Quizá incluso podríamos tomar turnos extra para atender a un hijo enfermo y permitir que nuestro cónyuge duerma. Cuando amamos a otros de forma sacrificada, demostramos la expresión más grande de amor.

De: Lisa M. Samra