Un anillo de hierro colgaba del marco de la puerta de la casa rural de mi tío abuelo. A más de treinta metros de distancia, había otro anillo, firmemente fijado al granero. Cuando había una tormenta de nieve, mi tío conectaba una soga entre los anillos para encontrar el camino entre la casa y el granero, y no perder el rumbo en medio de la nieve cegadora.
El uso de una cuerda salvadora en medio de una tormenta de nieve me recuerda cómo David usó la poesía hebrea para indicar la forma en que la sabiduría de Dios nos guía y nos protege del pecado y el error: «Los juicios del Señor son verdad, todos justos. Deseables son más que el oro, y más que mucho oro afinado; y dulces más que miel, y que la que destila del panal. Tu siervo es además amonestado con ellos; en guardarlos hay grande galardón» (Salmo 19:9-11).
Un entendimiento sólido de la Escritura basado en la obra del Espíritu de Dios en nuestro corazón evita que perdamos el rumbo y nos ayuda a tomar decisiones que honren a Dios y a los demás. La Biblia nos advierte contra alejarnos de Dios y nos muestra el camino al hogar celestial. Nos habla del amor inestimable de nuestro Salvador y las bendiciones que les esperan a todos los que ponen su fe en Él. ¡La Escritura es una cuerda salvadora! Que Dios nos ayude a aferrarnos siempre a ella.
De: James Banks