«Estarás en mis pensamientos y oraciones». Tal vez te preguntes si la persona que afirma esto lo dice de verdad. Pero cuando Edna Davis lo decía, nadie cuestionaba su veracidad. Todos en el pueblito conocían bien el cuaderno amarillo de la «Srta. Edna», lleno de nombres. Por la mañana, bien temprano, la anciana oraba a Dios. En su funeral, varios testificaron que algo maravilloso había sucedido en sus vidas y lo adjudicaban a las oraciones de la Srta. Edna.
Dios demostró el poder de la oración en la experiencia de Pedro en la cárcel. Cuando el apóstol fue apresado por Herodes (Hechos 12:4), su futuro parecía muy sombrío. Sin embargo, «la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él» (v. 5). Tenían a Pedro en sus pensamientos y oraciones. ¡Y lo que Dios hizo fue un verdadero milagro! Un ángel se le apareció a Pedro en la cárcel, lo liberó, y lo hizo salir sano y salvo de la prisión (vv. 7-10).
Es posible que algunos digan que te tendrán en sus «pensamientos y oraciones» sin realmente comprometerse a hacerlo. Pero nuestro Padre conoce nuestros pensamientos, escucha nuestras oraciones y actúa a nuestro favor de acuerdo a su perfecta voluntad. Que oren por ti y orar por otros no es poca cosa, ya que servimos al Dios grande y poderoso.
De: James Banks