Cuando el pastor Warren se enteró de que un hombre de su iglesia había abandonado a su familia, le pidió a Dios que lo ayudara a encontrarse con él para poder conversar. ¡Y así fue! Cuando Warren entró a un restaurante, se dividió al hombre en una mesa cercana. «¿Hay lugar para otro hombre hambriento?», preguntó; y al rato, estaban en medio de una conversación profunda y oraron juntos.
Warren estaba actuando como un pastor para aquellos en la comunidad de su iglesia, así como Dios dijo a través del profeta Ezequiel que se encargaría de su rebaño. Dios prometió cuidar a sus ovejas esparcidas, rescatarlas y volver a reunirlas (Ezequiel 34:12-13). Las apacentaría «en buenos pastos», y buscaría «la perdida, y [haría] volver al redil la descarriada»; vendaría «la perniquebrada, y [fortalecería] la débil» (vv. 14-16). El amor de Dios por su pueblo resuena a través de estas imágenes. Aunque las palabras de Ezequiel anticipan las acciones futuras de Dios, reflejan el corazón eterno del Dios y Pastor que un día se revelaría en Jesús.
No importa cuál sea nuestra situación, Dios extiende su mano y quiere rescatarnos y llevarnos a buenos pastos. Anhela que sigamos al buen Pastor, el que da su vida por las ovejas (ver Juan 10:14-15).
De: Amy Boucher Pye