Los azulejos decorativos azules y blancos que suelen encontrarse en las casas holandesas representan escenas familiares de los Países Bajos: paisajes hermosos, molinos pintorescos, y personas trabajando y jugando.
En el siglo xix, Charles Dickens escribió en su libro Cuento de Navidad cómo se usaban estos cerámicos para ilustrar las Escrituras. Describió una antigua chimenea construida por un holandés y revestida con estos mosaicos: «Había Caínes y Abeles, hijas de faraones, reinas de Sabá [… y] apóstoles partiendo en barcos». Muchas casas usaban esos mosaicos como una herramienta didáctica para compartir historias de la Biblia. Aprendían sobre el carácter de Dios; su justicia, compasión y misericordia.
Las verdades de la Biblia siguen siendo relevantes hoy. El Salmo 78 nos anima a enseñar las «cosas escondidas desde tiempos antiguos, las cuales hemos oído y entendido; que nuestros padres nos las contaron» (vv. 2-3). Sigue instruyéndonos a «[contar] a la generación venidera las alabanzas del Señor, y su potencia, y las maravillas que hizo» (v. 4).
Con la ayuda de Dios, podemos encontrar maneras creativas y eficaces de ilustrar las verdades de la Escritura a cada generación, para glorificar y honrar a Dios.
De: Cindy Hess Kasper