Estos son padres que en silencio han marcado el destino de sus hijos, los que se valoran cuando se han marchado para siempre o bien, se aprecian cuando los años los hacen caminar lento. Son padres que han llenado de ilusión a sus hijas. Algunas de ellas las he visto llorar mientras los abrazan.
Le transcribo lo que en diferentes momentos han escrito hijas a sus padres y lo hago como un tributo a los padres valientes que han pagado el precio de construir recuerdos en ellas. Padres que en silencio trabajan fuerte para dar sustento a los que más aman, y a los que siembran sabiduría mientras conversan con sus pequeñas.
Alanis de tan solo 12 años, al ver a su padre enfermo y camino al hospital para ser operado, le escribió unas palabras que lo hicieron llorar, pero a la vez, le inspiraron ánimo, esperanza y fuerza. Mi amigo se emocionó cuando me leyó lo que su hija le había escrito: “Mi papá, mi compañero de aventuras, mi mejor amigo, el dueño de mi corazón, mi héroe, mi ejemplo a seguir. Te amo con todo mi corazón papito.
Que Dios te proteja y te guarde en la palma de Su Mano desde el momento que entres a la sala de cirugía, hasta que yo llegue de la escuela y te vea en tu cama, listo para que te dé un gran abrazo de bienvenida. Espero tu regreso papi. Te amo”.
Definitivamente los padres son héroes, porque inspiran seguridad, confianza y son irremplazables en la vida de sus hijas y de sus hijos. No importa dónde estén o qué les haya pasado, nuestros hijos esperan que regresemos a casa cuando estemos lejos.
Hay sentimientos que cuando se expresan nos hacen valorar el camino que hemos recorrido juntos, y a la vez, nos dicen que vale la pena poner nuestro mejor esfuerzo en la misión de ser padres. Esta hija lo expresó de esta forma y es una manera de rendir tributo a los padre valientes que han luchado por sus hijos: “Papá, gracias a vos fui logrando muchas cosas en la vida, pero lo que más disfruto, es verte acompañándome en cada momento como lo haces. Gracias por cada consejo, por cada palabra de ánimo, por tus abrazos y por tu comprensión. ¿Cómo no amarte si estás ahí para mí?” Definitivamente los padres somos constructores de recuerdos y una fuente inagotable de energía.
Un buen padre es el que conoce los gustos, preferencias, temores, sueños, amigos y retos de sus hijos. Por lo tanto, es una misión que requiere atención, concentración y dedicación, definitivamente es la aventura más emocionante del mundo. Ningún hombre es el mismo luego de que se ha convertido en padre.
Cuando a su hija le rompan el corazón, correrá a sus brazos, llorará en su hombro, hará preguntas y se refugiará en el amor que solo un padre puede ofrecer. Porque cuando las fuerzas se agotan y cuando el dolor llega, todos buscamos el abrazo que nos ha amado desde siempre. Por eso, cuando una hija llore, ofrezca la seguridad de su abrazo, porque no hay lugar más seguro que los brazos de un padre. Aquel que ha sido incondicional y su fuente de inspiración.
Le transcribo las palabras de gratitud que le expresó una hija a su padre: “Cómo no admirarte, si eres un ejemplo de amor, amistad, compañía y apoyo; eres todo papi. Agradezco a Dios por ponerte como mi guía. ¡Gracias por estar siempre! ¡Te Amo con todo mi corazón!” Cuando las palabras brotan del corazón, y están llenas de reconocimiento, llegan a lo más profundo del alma y se convierten en melodía para el espíritu.
Cuando nuestros padres han partido, dejan huellas que duran para siempre y a la vez, impulsan a sus hijos a lugares inimaginables. Así recuerda Carolina a su papá: “Trece años de no verte, ni de abrazarte, no comprendo la razón del porqué tenías que irte, son muchos los recuerdos. Lo que he aprendido durante este tiempo es que siempre te recordaré y daré infinitas gracias a Dios por el tiempo que compartimos. Éramos tan solo niños el día de tu partida, pero estoy segura que estarías orgulloso de ver lo que mami logró durante estos años, y en lo que nos hemos convertido. Te recordaremos siempre como el excelente papá que fuiste.”
Como bien lo dice Carolina, muchos padres deben sentirse orgullosos de ver en lo que se han convertido sus hijos y sus hijas. Por eso, hoy rindo tributo a los padres valientes que siembran ánimo, fuerza y esperanza a los más pequeños de la casa.