Las familias numerosas
Cada vez son más los países de Occidente que están teniendo tasas de natalidad por debajo del reemplazo generacional. En Europa y América Latina este comportamiento se ha acelerado en los últimos años, como producto, entre otros factores, a que las personas se están casando en menor cantidad y de manera más tardía. En general, los jóvenes se esfuerzan por consolidar primero sus proyectos profesionales y laborales, postergando la constitución de sus propias familias y la posibilidad de tener hijos.
Por su parte, las familias numerosas -que en la actualidad se caracterizan por tener más de dos hijos- encuentran muchas dificultades para salir adelante con las tareas de cuidado, crianza y educación de sus hijos.
En efecto, en tiempos donde las limitaciones económicas han afectado a muchos hogares de la región, las familias numerosas deben superar aún mayores problemas. Requieren más alimento para sus hijos, consumen más agua y electricidad, gastan más en transporte, ropa, salud y actividades de recreación, entre otras.
No obstante, el aporte de las familias numerosas a la sociedad es fundamental. Contribuirán con más mano de obra en los sectores productivos, y este aporte es indispensable para mantener el sistema de bienestar que prevalece en nuestras sociedades. Son estas familias las que realizan una mayor contribución al reemplazo generacional. Es por esta razón que los Estados deben crear facilidades de distinto orden (educativas, de seguridad social, fiscal, entre otras) para que las familias no se vean desestimuladas a tener la cantidad de hijos que desean y que muchas veces, debido a los costos y desventajas que prevalecen, evitan que su familia sea numerosa.
Familias monoparentales
Por su parte, los hogares monoparentales, principalmente jefeados por mujeres, también han aumentado en los últimos años en América Latina. Este incremento obedece a múltiples y complejos factores, entre los que se destacan algunas modificaciones que se han venido presentando en las estructuras y dinámicas familiares actuales. Por un lado, han aumentado las disoluciones matrimoniales, quedando los hijos a cargo de uno de los padres, generalmente la madre; también han disminuido los matrimonios y las uniones civiles de largo plazo; así como, en algunas poblaciones de escasos recursos, las mujeres tienden a tener hijos a temprana edad, producto de relaciones de hecho, efímeras e inestables.
Esta situación vincula el incremento de hogares monoparentales que existe en algunas poblaciones específicas con el tema de pobreza. Las mujeres que quedan a cargo del cuidado, la crianza y la educación de sus hijos, deben de salir del hogar a trabajar, procurando compensar el bajo ingreso que en la mayoría de los casos reciben de los padres de sus hijos. En muchos países de la región, estas madres no encuentran suficientes y adecuados apoyos, como centro de cuido para los niños, por lo que sus posibilidades de bienestar presentes y futuras son muy reducidas.
Las mujeres que salen adelante solas con sus hijos, son verdaderas heroínas, se caracterizan por ser valientes, emprendedoras y esforzadas, pero no cabe la menor duda de que su situación debe atenderse de una manera más integral por el bien de ellas y de sus hijos. Los hogares monoparentales, por lo que se ha mencionado, son lugares donde prevalece la vulnerabilidad.
Familia a cargo de una persona con discapacidad
Los hogares que están a cargo de una persona con discapacidad son igualmente muy vulnerables. Las personas con discapacidad requieren muchas veces cuidados especiales, espacios adecuados para que puedan desarrollarse de manera integral y con igualdad de oportunidades. En algunos países los cambios en la cultura, en los espacios públicos y en la legislación han significado un importante avance en los últimos años. Pero falta aún mucho por hacer.
Las familias enfrentan una realidad donde a las personas con discapacidad no siempre se les brinda las mismas oportunidades que a las personas que no tienen limitaciones. Además, existen dificultades económicas que enfrentan las personas con discapacidad, debido a los bajos salarios que reciben, a los gastos en los que tienen que incurrir derivados de sus propios requerimientos en salud, movilización y otros apoyos. Este panorama complica la situación de los presupuestos y del tiempo de atención de sus familias.
Desde el Estado y desde la sociedad, se requiere un mayor apoyo y un cambio cultural que favorezca la comprensión de las necesidades de las familias a cargo de personas con discapacidad. Son familias vulnerables que, con una adecuada solidaridad y compresión de la igualdad de oportunidades como derecho, pueden salir adelante.
Familias de migrantes
La situación de los migrantes es particularmente difícil. En la mayoría de los casos, dejan sus familias para procurar mejores oportunidades en otros países. Las familias no están plenamente reunidas, porque pasa un tiempo mientras logran traer a hijos, padres y cónyuges al nuevo destino. En ocasiones se vinculan en nuevas relaciones con otros migrantes o con personas del país donde residen, y esta situación hace que la problemática familiar se agudice. Sus situaciones legales y económicas son también complejas, limitadas, transitorias, e inestables, lo cual los coloca a ellos y sus familias, en situaciones desfavorables y de mucha vulnerabilidad.
Aunque es cierto que las familias de migrantes realizan una importante contribución a la economía y a la cultura de los países donde se establecen, y se comportan en muchos aspectos similar a otras familias del país donde residen, también es cierto que sus particulares características hacen que muchos problemas y dificultades les envuelva en situaciones de estrés, conflicto y violencia. Prevalece en muchas de estas familias dinámicas disfuncionales y de inestabilidad. El poco acceso a trabajo y a salarios adecuados les hace padecer limitaciones para obtener espacios de convivencia adecuada; la atención y la falta de adaptabilidad en muchos casos, sobre todo cuando hay parte de su familia que no está con ellos, les hace más vulnerables a situaciones de irregularidad económica y emocional.
Como se ha señalado, las Naciones Unidas presenta estas cuatro realidades familiares como las más vulnerables y, por lo tanto, sobre las cuales hay que prestar especial atención a las complejas situaciones que enfrentan. Se requiere estudiar a profundidad el entorno de todas las familias para que desde los Estados se puedan formular programas efectivos e integrales, que hagan descender en especial la vulnerabilidad en que se encuentran estas familias.