Quizá una y otra vez nosotros también hemos estado en esa encrucijada. Cada día nos enfrentamos a la necesidad de escoger entre los comportamientos que seguramente nos harán sentir placer instantáneo pero tendrán consecuencias posteriores, y los que necesitarán disciplina y sacrificio en el presente, pero traerán bienestar en el futuro.
Sin embargo, aunque esta parezca una decisión personal, no es una construcción individual. Los expertos en salud han descubierto una estrecha relación entre el desarrollo de hábitos saludables y la influencia del sistema familiar. Es en familia que aprendemos nuestras primeras costumbres de sueño, alimentación, ejercicio, higiene y recreación. Cada uno de nosotros toma sus decisiones en salud, basados en el legado que su familia y su entorno le provea. Es imposible quitarle a la familia este gran rol de influencia sobre lo que somos y seremos.
Por ejemplo, se ha demostrado que el consumo de alcohol entre los padres, puede ser asociado a un inicio precoz de consumo por parte de los hijos. Aunque en el consumo precoz de alcohol también influyen factores sociales, como el hecho de que los compañeros beban, la influencia paterna es aun más fuerte que la influencia de los compañeros. De esta forma, la familia se convierte en un poderoso agente de cambio tanto para la promoción de la salud como para la prevención de la enfermedad.
Tomando esto en cuenta, ¿está nuestra familia enseñando y heredando salud? Muchas veces creemos que las responsabilidades en salud, que como familia nos competen, giran entorno a visitar al médico cuando alguien lo necesite, pagar medicamentos o buscar un dentista cuando se asome una carie. Pero para hablar de salud no es necesario la presencia de una enfermedad; trabajar como familia por la salud significa enseñar a buscar un equilibrio en todas las áreas de nuestra vida: física, mental, espiritual y relacional.
Las familias saludables son aquellas capaces de promover el desarrollo integral de sus miembros, proporcionándoles los conocimientos y las habilidades necesarias para que ellos mismos puedan controlar y mantener hábitos saludables a través del tiempo. Si como familia somos un ente importante de influencia en salud ¿cómo logramos fomentar hábitos en casa?, a continuación algunas ideas:
- Empezando desde que están niños: la niñez es el periodo indicado para enseñar costumbre sanas. Entre más temprano sea el aprendizaje, más instaurado será el hábito.
- Modelando la acción: no solo es fundamental enseñar con el ejemplo, sino que mientras los niños aprenden, necesitan que los padres realicen la acción una y otra vez junto a ellos, para que interioricen el comportamiento y lo apropien.
- Explicar las razones: los padres deben enseñar la utilidad o los beneficios que se obtendrán de los hábitos que se quieran adquirir. Esto hará que el niño no solo practique buenas conductas en salud por repetición, sino que comprenda la importancia de las mismas.
- Estableciendo rutinas: En familia se deben construir los acuerdos sobre cómo va a ser el día a día de cada miembro, en qué momentos deberá realizarse la acción, en qué espacio y quiénes son los responsables. Deben ser normas sanas, estables, claras y constantes. Además debemos cuidar de no ser excesivamente rígidos o totalmente flexibles.
- Recompensando los logros: elogie los avances de sus hijos; que puedan sentir lo orgulloso que usted está de ellos. Debemos aprovechar estas primeras acciones de los niños para reforzarlas y crear en ellos motivación para seguir haciendo las cosas.
Evalúe sus hábitos en familia. A continuación le comparto una lista de hábitos que pueden ser saludables para la familia. Realice una evaluación sobre las prácticas en salud que usted tiene junto a los suyos.
- Tenemos 5 comidas balanceadas al día (desayuno, merienda, almuerzo, merienda y cena) y tratamos de cumplir con horarios establecidos.
- Nos sentamos a comer a la mesa todos juntos por lo menos una vez al día.
- Si tenemos hijos pequeños, tomamos el tiempo para enseñar y ejemplificar normas de comportamiento en la mesa: como no jugar con la comida, masticar lento y con la boca cerrada, etc.
- Enseñamos a los miembros de la familia los diferentes tipos de alimentos y damos una explicación sobre los que son más saludables y deben ser consumidos con más frecuencias.
- Nos hacemos chequeos médicos una vez al año.
- Los niños realizan al menos 60 minutos de actividad física moderada o intensa, la mayoría de los días de la semana. Los adultos también realizamos alguna actividad física por lo menos tres veces a la semana, y si podemos lo realizamos juntos.
- Disfrutamos de fines de semana activos y recreativos: vamos al parque, damos caminatas por zonas verdes o jugamos juntos.
- Visitamos lugares culturales, como museos, teatros o vamos a conciertos de música. Se ha demostrado que la educación en cultura y arte estimula el desarrollo de la creatividad e imaginación en los niños.
- Utilizamos como máximo una hora de nuestro día para estar expuestos a la televisión o a videojuegos en casa.
- Cuidamos de los hábitos de higiene personal y somos ejemplo de ello (cepillarse los dientes tres veces al día, ducharse al menos una vez al día, lavarse las manos a menudo, etc.)
- Para niños y adolescentes las horas de sueño están entre las 8 y 10 horas y tratamos de mantener un horario regular para acostarnos y levantarnos.
- En casa tenemos conciencia y responsabilidad del tiempo, somos puntuales, cumplimos con nuestros deberes y tenemos horarios para realizar tareas escolares y domésticas.
- Enseñamos al niño hábitos sociales indispensables desde los primeros años: hábitos de cortesía y las formas correctas de convivencia social que le permite expresar el respeto que siente hacia los demás.
- Expresamos afecto de forma natural y sincera. Tenemos buenos hábitos de comunicación, sabemos decir las cosas a tiempo y con buena actitud.
- Tenemos consciencia de que debemos cuidar el medio ambiente: ahorramos en el consumo del agua, reciclamos, y no consumismos más luz eléctrica de la que necesitamos.
- Tratamos de expresar lo que sentimos y pensamos de forma que no lastime a los demás.
Como familia tenemos el poder de heredar hábitos saludables que traigan bienestar a las futuras generaciones. No desaprovechemos la oportunidad de dar recursos para la vida a los que más amamos.